Cuando juzgamos que hay una situación que podría ser diferente y no podemos cambiarla, cualquiera sea el motivo, estamos en un estado de resignación. Este estado de ánimo, que Rafael Echeverría considera uno de los cuatro estados de ánimos básicos que tenemos las personas (resignación, resentimiento, aceptación y serena ambición), nos limita, al igual que sucede con el resentimiento.
En el ámbito laboral, estas situaciones suelen llevarnos a menudo a emociones que podríamos calificar como negativas, que se traducen en pensamientos del tipo: “Mi jefe podría cambiar su manera de ser/tratarme/verme, pero no lo hace y como yo no puedo hacer nada para que cambie, opongo resistencia a esta realidad”. ¿Resultado? Nos quedamos en ese lugar (dis)conformes.
Este tipo de situaciones son las que llevan a que el 71% de los trabajadores argentinos quiera renunciar a su empleo – como bien lo demostró una encuesta realizada por el portal de empleos Bumeran- justamente por causas que sienten no pueden cambiar: no tener posibilidad de crecimiento laboral, un mal salario, un mal ambiente laboral, y tener jefes que no saben liderar, son los principales motivos.
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Entonces, ¿cómo salir del estado de resignación laboral?
- El primer paso es aceptar. En vez de oponer resistencia, aceptá que eso está sucediendo. Amigate con el hecho de que es una realidad, aunque no te guste. Solo así vas a poder encontrar la serenidad que necesitás para ir al siguiente paso: la búsqueda de tu crecimiento, plenitud y felicidad. Para eso, es necesario que saques el foco de lo que no te gusta y no podés cambiar y pongas todos tus reflectores en lo que sí podés cambiar de esa situación. En mi última nota Cómo lograr una actitud de éxito desarrollo la importancia de adoptar una actitud responsable como el primer paso para lograr nuestras metas.
- Generá un plan de acción. Transformá esos deseos en una declaración y por tal en un plan de acción. La resignación sucede cuando juzgamos que hay un hecho que sí puede ser cambiado. Entonces, enfocate en tus objetivos y diseñá un plan. Si, por ejemplo, lo que te mantiene resignad@ hoy es que querés un ascenso, pero para eso es necesario contar con inglés fluido, no lo tenés y es una condición que no podés cambiar (aunque considerás que podrían cambiarlo), entonces, en lugar de focalizarte en tu malestar porque “podrían valorar mi talento y lo bien que trabajo, en lugar de pretender que hable inglés”, apuntá tu energía a armar un plan que incluya un curso de inglés para conseguir aquello que deseás. Te comparto las claves para que vos también puedas empezar ya mismo a diseñar tus metas ¡y logres alcanzarlas! Cuando abrazás lo que sí está bajo tu poder, en vez de quedarte en la queja, y lo transformás en una declaración, lográs pasar de la resignación a la serena ambición.
- Preguntate qué estás aprendiendo. Sin dudas, una situación como esta trae aprendizaje. Indagá sobre lo que estás aprendiendo de este desafío que se te presenta. Para lograr el éxito, mantener una actitud de eterno aprendiz es fundamental. Abrite al “no sé” para expandirte y crear oportunidades. Para más información sobre este punto, te dejo esta nota, donde hablo de los 6 enemigos del (re)aprendizaje.
La resignación es un estado de ánimo que podés revertir. ¡Animate a diseñar tus metas y alcanzar tus deseos!
Por Verónica Salatino, Verónica Salatino, Licenciada en Comunicación (UBA) y Coach Ejecutiva (ICF), Head & Founder de Makana Comunicación Estratégica & Coaching Ejecutivo.
