Un concepto que resuena mucho últimamente es el de “salario emocional”. Sin duda, l@s candidat@s demandan (y merecen) un buen salario, pero el dinero no lo es todo. Hoy en día una oferta laboral es atractiva no sólo por la remuneración económica sino también por el paquete de beneficios que la acompaña: combinar la vida laboral y la familiar; ofrecer un proyecto interesante, oportunidades de crecimiento, flexibilidad, entre otras.
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En este nuevo escenario se torna cada vez más relevante el concepto de “salario emocional”. Adecco Argentina realizó una encuesta donde el 51% de los encuestados respondió que recibir este tipo de beneficios mejora su desempeño laboral, y el portal de empleo Bumeran Perú reveló que el 55% de los peruanos quiere renunciar a su empleo por causas relacionadas a un bajo salario emocional (no tener posibilidades de crecimiento, mal ambiente laboral, jefes que no saben liderar y por no contar con beneficios).
No vamos a discutir que la retribución económica es importante, y es necesario que denote el valor del trabajo y profesionalismo que ejerce cada uno de los colaboradores, pero la decisión de permanecer en un trabajo pocas veces es por la retribución económica. Entonces, ¿cómo hacer para reforzar el vínculo laboral más allá del dinero?
- Gratitud. Una palabra básica, pero que pocos la tienen en su scope: gracias. Que un colaborador haga bien su trabajo, no significa que no tengamos que agradecerle. A menudo pasa que las personas dan más de lo esperado, y no reciben el reconocimiento (aun si no lo esperan) que se merecen. Estos actos que se dan por sentado, generan desmotivación.
- Escucha activa. Propiciar los espacios de feedback así como, sobre todo, preguntarles: “¿qué necesitás de mí, de nosotros, de esta organización para crecer/mejorar/sentirte a gusto? Cuando el otr@ deja de ser invisible, se siente reconocid@. Por eso resalto la importancia de la escucha en líderes.
- Celebrar(nos). Cuando se alcanza un objetivo o una meta, es bueno detenerse a realizar el reconocimiento, y hablo desde una fiesta o agasajo hasta un simple mail agradeciendo el esfuerzo. Este acto es perfecto para mantener la motivación en tu equipo de trabajo. Dejemos de dar todo por sentado o de creer que “es parte del trabajo por el que se les paga” y por eso no hay nada que reconocer, celebrar o destacar.
- Relación amistosa. No significa que tengamos que ser amig@a de cada un@ de l@s integrantes del equipo, pero sí tener una relación cercana, afectuosa, que demuestre que el otr@ nos importa, que sabemos que le pasan cosas y que si le sucede algo importante, se sienta escuchad@, acompañad@ y sepa que puede contar con nosotr@s. Una vez más, es bueno demostrarles que no son invisibles.
- Chequeos. Ya sea mensual, semanal, pero hacelo de manera periódica para saber cómo se están sintiendo. Es importante contar con este espacio para conversar con cada persona o grupo acerca de cómo se sienten, qué expectativas tienen, cómo llegaron al trabajo, y si esas expectativas o necesidades fueron cumplidas.
¡Extra tip! Cuando damos, en vez de solamente pedir, lo que vuelve siempre regresa multiplicado.
¿Reconocés a tu equipo? Recordá que las relaciones laborales involucran a personas, que tienen emociones, sentimientos, necesidades, expectativas, y mucho más.
Por Verónica Salatino, Verónica Salatino, Licenciada en Comunicación (UBA) y Coach Ejecutiva (ICF), Head & Founder de Makana Comunicación Estratégica & Coaching Ejecutivo.
